miércoles, 6 de febrero de 2008

Pasos para escribir un discurso

A los estudiantes flojos: por lo que a mi respecta, tienen autorización de presentar este escrito como un trabajo suyo para cumplir con cualquier tarea de escuela. Yo, particularmente, nunca seguí esa práctica y considero que fue una buena política. Conocimiento que se queda en los libros no es conocimiento, así que, al menos, lean el documento antes de entregarlo.

1. Preparar las Líneas Discursivas.

Las Líneas Discursivas son un documento sintético y ordenado que agrupa toda la información requerida para elaborar el discurso. Es indispensable completarlas por escrito para no olvidar ningún detalle.

La estructura y contenido de las Líneas dependerán del tipo de discurso a elaborar, aunque los elementos más importantes suelen coincidir:

  • Objetivo del Evento: ¿Cuál es el motivo por el que se organiza el evento? Aunque este objetivo y el objetivo del discurso pueden ser diferentes, siempre es necesario tomar en cuenta por qué fue organizado.
  • Programa y Presidium: ¿Quiénes estarán sentados en el auditorio (presidium) y quiénes van a hablar? Generalmente, al inicio del discurso son se saluda a cada persona, aunque dependerá también de su jerarquía e importancia. En este espacio, también es importante escribir, en caso de ser una situación especial, lo que hace a una persona miembro del presidium. Por ejemplo, Juan Pérez puede ser el mejor promedio de su generación escolar y estar presente como voz de los estudiantes en una junta escolar).
  • Audiencia: ¿Quiénes escucharán el discurso? Esta es probablemente la parte más importante de las líneas que siempre debe estar en mente. No es lo mismo hablar a un grupo de empresarios que a un grupo de niños. La audiencia define la forma en que el orador se dirigirá a los presentes, las palabras a utilizar y, obviamente, el contenido del discurso. Es importante tomar en cuenta el número de asistentes, la composición de la audiencia y las razones de su presencia y, en su caso, si acudirán los medios de comunicación. Si la audiencia es heterogénea (formada por distintos grupos), el orador puede dirigirse a todos, a un solo grupo o cambiar de sujeto a lo largo de su discurso. Por ejemplo, el Presidente de un país, puede dirigirse al presidium al principio, más adelante, a los políticos presentes y, finalmente, a la sociedad civil a través de los medios de comunicación.
  • Sede: ¿Dónde se realizará el evento? No es lo mismo un auditorio, un pequeño cuarto o una explanada. El tono, el tipo de palabras a utilizar y la cercanía con la audiencia, se definen a partir del lugar donde se habla. En una gran plaza, difícilmente se obtendrá contacto visual con los presentes, por lo que la empatía dependerá de otro tipo de gestos. En cambio, en un salón de clases, es posible ver fijamente a un estudiante y asegurarse que los demás lo perciban también.
  • Mensajes Clave: ¿Cuál es el objetivo del discurso? ¿Qué se quiere o qué se debe decir? Es importante definir de uno a cinco mensajes clave (aunque recomiendo no pasar de tres) que serán la base del discurso. En el caso de un discurso político, los mensajes clave suelen ser la relevancia de acto para la Institución, para los beneficiarios, para el Gobierno, y para la sociedad. Es conveniente tener un mensaje principal, o rector, que se escribe en pocas palabras y se repite y enfatiza a lo largo del discurso.
  • Datos Duros: Es información adicional que funcionará para sustentar los argumentos del discurso. Está formada por información histórica, productividad, descripciones, testimoniales y otros datos que se consideren relevantes. Suele ser la sección más extensa de las líneas, ya que no toda la información aquí descrita será incluida en el discurso.

2. Reflexionar y Ordenar las Ideas.

Una vez que se elaboraron las Líneas Discursivas y que se conocen con total claridad los mensajes clave, es necesario reflexionar sobre el efecto que se quiere lograr en la audiencia. No se debe olvidar que: “un discurso, antes que cualquier cosa, es una herramienta de comunicación”. Se debe crear un vínculo orador-audiencia. Por ello, escribir discursos efectivos se considera un arte, porque el artista tendrá la capacidad de superar el espacio de las ideas para llegar a las emociones. Un vínculo emocional es mucho más profundo que un vínculo ideológico; motiva pasión o reflexión. Ahora bien, aunque sí se requiere cierta sensibilidad para escribir un excelente discurso, también es posible seguir algunos pasos básicos. Al final, la práctica hace al maestro.

¿Qué hacer? El menaje clave es el eje o guía del discurso. Todo lo que vaya a decir, me ayudará para concluir con fuerza. Por ejemplo, en un discurso político, el mensaje clave del Secretario de Salud puede ser: “mi gestión buscará mejorar la calidad de los servicios”. Entonces, en primer lugar, puede hablar de las deficiencias históricas del Sistema de Salud, después, podrá hablar sobre las necesidades de salud de la sociedad y se dirigirá a las enfermeras para felicitarlas por su “trabajo y compromiso para ofrecer lo mejor de cada una a la sociedad, a pesar de las carencias”. Finalmente, en la conclusión y de forma enérgica, hablará de “mi compromiso por mejorar la calidad, lo haremos juntos”.

El discurso toma la mano del oyente y lo lleva hasta el lógico final. El discurso se ocupa de responder todas las dudas, de completar todos los huecos y, principalmente, de generar empatía. El mensaje clave siempre está presente.

¿Cómo hacerlo? Pensar en un camino lógico. Muchas veces, es conveniente ir de grande a chico, otras de chico a grande (hablar de la sociedad para terminar en el individuo, o hablar del individuo para hablar de la sociedad). También puede ser temporal, hablando del pasado y avanzando al presente. En fin, se puede elegir cualquier orden, pero que sea lógico para que la audiencia pueda seguirlo con facilidad. Los mensajes clave y datos duros ayudan a establecer el orden. Es recomendable escribirlos nuevamente, sin pensar aún en las palabras que contendrán, sino solamente en su posición dentro del discurso.

3. La Voz de las Palabras.

Ya sabemos qué queremos decir, cuándo lo queremos decir y qué efecto queremos producir. ¿Cómo lo vamos a decir? Vale la pena recordar que, en política, “forma es fondo”. Cada palabra tiene un peso, tono y significado diferente. Queremos transmitir un mensaje que la audiencia retenga.

Ésta es la parte complicada, pues debemos tomar en cuenta:

  • Las palabras tienen un significado individual y otro en conjunto.
  • Las palabras tienen significados diferentes para cada persona, de acuerdo a su edad, sexo, condición social y económica, experiencia de vida, etc.
  • Las palabras son sonidos con peso fonético; las oraciones y los párrafos, además de puramente significar, suenan y se escuchan.

En realidad, creo que aquí lo mejor que puedo lograr es dar algunos consejos:

  • Leer discursos de temas o situaciones parecidas considerando qué se quiso decir, cómo se dijo y qué tan efectivo es, ayuda a abrir la mente.
  • Escribir primero la forma general, sin pensar demasiado en las palabras; después revisar cada párrafo y palabra en particular.
  • Oraciones y párrafos cortos son más fáciles de decir y leer.
  • Generalmente, la sencillez y claridad de lenguaje es mejor.
  • Siempre leer en voz alta.

4. Autor-Orador.

Los profesionales de la escritura de discursos pocas veces son los oradores de los mismos. Lamentablemente, pocos políticos tienen un conocimiento profundo del arte del discurso y la mayoría no toma en cuenta la labor de “entrenador” que debería seguir el autor. Sin embargo, a mi me parece fundamental. Solamente el autor conoce cómo se debe decir cada palabra, dónde deben de hacerse pausas, qué se debe enfatizar, y demás.

He leído, en libros de experimentados profesionales, que inclusive utilizan marcas dentro del texto para ayudar al orador. Aunque, a decir verdad, en mi experiencia nunca lo he visto (quizá porque la mayoría de las veces, en lugar de utilizar a un profesional, se transfiere la tarea a cualquiera que dé cumplimiento al oficio). Pero bueno, sin lugar a dudas, mientras sean marcas que no obstaculicen o confundan la lectura, seguro serán una buena práctica.



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